La realidad de cada uno se basa en una convivencia grupal, dentro de nuestra familia, amigos, equipo de trabajo, con nuestros jefes, nuestros pares, nuestros subordinados.

A veces, en algunas entrevistas de trabajo, ante la pregunta de qué es lo que valora más de sí mismo, o qué puntos destacan de su candidatura, algún candidato me ha respondido: “yo soy auténtico, digo siempre la verdad”. Como si fuera algo bueno o destacable…

Nuestros padres nos han educado en decir la verdad siempre, a nuestros hijos es una de las cosas que siempre repetimos: No hay nada peor que una mentira.

La persona antes que la verdad

Más allá del respeto absoluto por la verdad, está el respeto por las personas. Eso implica una serie de comportamientos en la vida y en la empresa:

  1. Primar a la persona por encima de todo: cualquier verdad a cualquier costa ni es justicia ni es lo mas correcto
  2. No sirve de nada decir la verdad sin respeto hacia los mayores, hacia los superiores o hacia alguien que se sienta inferior. Por muy verdad que sea decirle a alguien que es feo, gordo, bajito… no es correcto.
  3. De nada sirve decir la verdad si con esto de pierden todas las razones de decirla. El motivo por el cual callar hay que valorarlo.
  4. Algo que decía mi abuela. Si con tu verdad haces que otro niño llore es mejor guardarla.
  5. Podrás tener todos los motivos del mundo y que te den la razón… Si con tus razones la verdad del otro le lleva a la tristeza, las razones no tienen sentido.
  6. La educación y la prudencia, en muchas ocasiones, son más importantes que la verdad.
  7. Si en la oficina algo está mal hecho o mal gestionado hay que decirlo, por supuesto. Pero el cómo se diga es igualmente importante; hay que pensarlo y gestionar a la persona. El ver que algo que ha hecho otro está mal no da poder sobre el otro.

Las conclusiones cuando alguien dice eso en una entrevista de trabajo

Por eso, tomo con pinzas los que abogan por decir siempre la verdad. Quien dice la verdad (su verdad) a toda costa es una persona imprudente, con poca psicología de equipo, con poca capacidad para el diálogo y con escasa capacidad de escucha.

El que va proclamando siempre la (su) verdad es muy posible que sea ególatra, y posiblemente narcisista. Muy probablemente, es una persona injusta que no va a contribuir al buen ambiente de la empresa.

Hay que decir siempre la verdad, en la oficina y fuera de ella, pero por encima están las personas, cuidarlas y tenerlas en el centro. SOLO decir la verdad (despreciando a las personas) creo que no es un valor en sí mismo.

En la oficina, el trabajo en equipo, la paciencia, la templanza y la cooperación sí son valores en sí mismos.

Que la persona esté por encima de toda verdad debe de ser una máxima para toda organización.


Paloma Romero

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